martes, 9 de octubre de 2012

Moción de Censura en Gran Canaria a los disidentes


La convenida decadencia de la denominada clase política, de la que nuestros representantes colegiales son fiel reflejo, ha dado lugar a la enésima situación de ridículo institucional: el presidente de gran canaria y cuatro vocales proponen la moción de censura de secretario, tesorero y vocal por manifestar una postura diferente, al más puro estilo Gulag.
El aparato represor ha exigido al presidente grancanario, ahora Francisco Javier Cabrera (antes Paco), la cabeza de los tres miembros de Junta disidentes de la postura de la élite del aparato respecto de la segregación del COAC.
Sin querer defender a nadie, pues los colegiados no aparatistas ganaríamos con la retirada de censurados y censuradores, analizamos el verdadero problema de fondo.
Para los no iniciados en estos temas, la aspiración de la casta grancanaria de tener un Colegio para ellos solos, en que no tengan que pelear por el poder con el aparato tinerfeño (tradicionalmente más grande, unido y efectivo), empieza a complicarse. Ante la corriente de lograr una segregación a través de los cauces estatutarios (postura inicial del secretario, tesorero y vocal que serán ajusticiados), el aparato profundo ha decidido usar los cauces que la Ley Canaria de Colegios Profesionales pone a su disposición, pero que presenta DOS PEQUEÑOS INCONVENIENTES: PRIMERO la voluntad de segregación ha de ser expresada por un número mínimo de 2/3 de los colegiados (en nuestro caso 666), y SEGUNDO los solicitantes deberán firmar ante notario QUE RESPONDERÁN PATRIMONIALMENTE del coste de la segregación.
¿Cómo lograrán engañ… queremos decir… convencer a ese diabólico número de colegiados, de que firmen y apoquinen una cantidad que no está aún determinada y que, según los informes que el aparato tiene, puede suponer el pago de la LIQUIDACIÓN de la demarcación de GC, con los pasivos laborales incluidos, y además el PAGO de la DEUDA SOLIDARIA acumulada hasta el momento (lo que incluiría la parte proporcional de la famosa deuda de Tenerife de 3 millones). Vamos, entre 1.500 y 3.000 euros por cabeza, si el número de colegiados firmante fuera los 1.000 de la Isla. Si solo firman los 666 exigibles, tocarán a más (los no firmantes quedan al margen del pago). Y si hay una descolegiación masiva para evitar pagar, cosa que se pretende evitar, pues más. ¿Quiere usted pagar la separación para que se beneficien sólo los capos de la casta aparatística? Vd. verá, con su dinero puede hacer lo que quiera: quizás a los que paguen les concedan una mención en la próxima edición de los premios Manuel de FeOÓ, que podrán colgar en su despacho.
Y como en la Junta algunos piensan que el capricho de la segregación por la via extraestatutaria puede salir muy cara para los firmantes, han manifestado su protesta mandando una carta a los colegiados que nos ha dejado, cuanto menos, perplejos. Y el aparato, que no se anda con bromas, hace gala de su talante democrático ante la postura diferente y, sin entrar en más valoraciones que las lacrimógenas alusiones vagas de nuestro ahora presidente F. Javier, les proponen para que los aproximadamente 100 colegiados que con fidelidad perruna acuden a la llamada de sus amos les censuren en una Asamblea que todavía no tiene fecha.
Algunos se preguntarán que si el objetivo es la segregación, qué más dará lo que opine Sor Ana o su hermana. Pues no, queridos lectores. La represión pública del indisciplinado tiene una componente disuasoria para mantener el miedo y que la masa, o sea ustedes, sigan aborregados. Vean los numerosos tratados al respecto.
Olvidando que tanto los censurantes como los censurados obtuvieron los mismos votos de los colegiados en las pasadas elecciones, es decir, CERO, nos van a contar a nosotros que legitimación tiene esta moción de censura. Nuestra recomendación para el bien de los colegiados normales, esos que tienen que luchar por conseguir sus trabajos y que muchas veces son víctimas de la codicia depredadora de los capos aparatistas que mueven los hilos y controlan contrataciones públicas, privadas y divinas, es que eviten el pago de la segregación descolegiándose, cosa nada complicada en tiempos en que no hay trabajo. O si quieren tocar las narices, que asistan a la moción de censura y se abstengan, en claro rechazo al aparato. La moción sólo saldrá adelante con la mitad de los votos favorables de los emitidos, con los que los Noes y las abstenciones cuentan igual. El voto es secreto, con lo que además aparece el problema jurídico de la imposibilidad del voto delegado, pues la esencia de ese voto delegado impide cumplir el requisito del secreto.
Como siempre hagan lo que crean, pero informados. Y opinen, que aquí SI hay libertad.

Desde el roque de siempre, para toda Canarias,

redacción de infocoac.