La última oportunidad

Mañana martes 6 los arquitectos votamos a un nuevo decano. Si queremos que el colegio sobreviva y que pase a servirnos para algo, hacen falta profundas reformas. La primera e imprescindible, la transformación de nuestra propia mentalidad: a los que creen que sin tener una asociación profesional independiente seremos más libres, se les puede pedir que miren a su alrededor y que se pregunten si podemos confiar tranquilamente en la independencia de nuestros políticos, en la limpieza de los procedimientos, en la igualdad de oportunidades… la respuesta está a la vista. Es indiscutible que, hasta hoy, el colegio no ha sabido o podido frenar los desmanes de quienes tienen la responsabilidad de administrar nuestros recursos, cuando éstos se han producido (más a menudo de lo deseable). La sensación general es que los que se interesaban por la dirección del colegio lo hacían por los réditos personales que podían obtener del cargo. Los demás, por miedo unas veces y por desidia otras, hemos callado y bajado la mirada.

SITUACION ECONOMICA y FALTA DE TRANSPARENCIA

La situación económica es crítica. La demarcación de Tenerife, Gomera y El Hierro ha gastado ya una póliza de crédito de 1.000.000 de euros para poder atender a los gastos diarios, hipotecando el edificio. El colegio regional ha consumido 90.000€ de la póliza de 150.000€ que solicitó, y el dinero no se ha destinado a buscar un arreglo. El tiempo corre, y sin ideas ni ganas de cambio nos queda empezar a pagar mucho. Y lo peor, a cambio de nada.

Los jóvenes hemos trabajado para profesores o compañeros laureados con premios y distinciones por 6 euros la hora, sin que nadie hiciera nada. Los procedimientos de contratación irregulares se impugnan sólo si no benefician directamente a determinadas personas. La situación se oculta o no se trata con la debida claridad. Algunos empleados son defendidos a ultranza, a pesar de su dudosa utilidad para el colegiado, mientras a otros se les amenaza con el despido si no votan a favor de un ERE. Eso ha pasado, y está pasando en este momento.

Los únicos interesados en que nada cambie son los desinformados o los que han obtenido algún beneficio de este sistema. Los demás no nos podemos permitir mantener esta situación.

DOS CANDIDATOS MUY DIFERENTES

El candidato de la demarcación de Tenerife, Valladares, proviene de un gran estudio y presenta como aval su experiencia. Le apoya el aparato, que ha buscado fuera de las líneas de sucesión habituales a su candidato. Él mismo habla de labor de continuidad con los objetivos del anterior decano, e interinidad. Su principal apuesta es la representación en Madrid, en el Consejo Superior, muy lejos de donde están ahora los problemas: en nuestros propios bolsillos.

El candidato independiente, Víctor Hernández, proviene del debate de un grupo amplio de arquitectos, que llevan tiempo viendo que hay que cambiar de mentalidad y de métodos. Sólo así tendremos alguna oportunidad ante los cambios que ya están aquí. Presenta un programa claro con una apuesta económica comprensible. El coac no es un misterio, sus números son alarmantemente claros. La apuesta por la juventud y renovación es clara: la experiencia en el sistema anterior solo puede ser un lastre para cambiarlo.

Quizás los arquitectos jóvenes cautivos de los grandes estudios sean “invitados” a votar por el orden actual, la moral, la tradición… pero sin quererlo estarán votando por la perpetuación de las desigualdades, de su propia situación laboral, a favor de un sistema injusto, caro… y sin futuro.

Ha llegado la hora del cambio, o del abandono. Éste último costará mucho, y no sólo no servirá para cerrar diferencias, sino para incrementarlas. Debatir no es crispar, sino razonar juntos, y eso lo deberían aprender muchos de los que nos han dirigido hasta hoy mismo.

A LOS JÓVENES

Pediríamos a los arquitectos jóvenes (de cuerpo y espíritu) que reflexionen y no acepten acríticamente la imposición de un voto. Busquen en los programas electorales una apuesta por el cambio, lean sin predisposición. Comprendan el sentido de “continuismo” y de “evolución”. Piensen en la función actual del colegio, y en la oportunidad única de cambio que tenemos. Lean las cartas de apoyo de los candidatos, también entre líneas. Interpreten las llamadas que se hace desde la institución y algunos poderes políticos a favor de la opción continuista. Reflexionen sobre su situación económica, sobre la relación con los compañeros más privilegiados, sobre la actuación del colegio hasta hoy mismo.

Para los escépticos tenemos unos meses para comprobar si el nuevo decano cumple con su palabra y si su modelo nos convence, porque en Mayo tendremos elecciones a las Demarcaciones. En ese momento podremos ratificar el cambio apoyando una alternancia en las Demarcaciones, o quedarnos con lo actual. No perdemos nada con intentarlo. El decano no gobierna solo.

Y para los que tienen miedo, les recordamos que el voto es secreto. Ante las presiones no muestren sus verdaderas intenciones, e introduzcan la papeleta del candidato que mejor pueda arreglar la situación, pensando no sólo en los intereses personales ni los de su grupo o isla. Piensen como arquitectos en un mundo globalizado.

Si mañana gana Victor Hernández tendremos una oportunidad ante un futuro diferente, como arquitectos y como colectivo; si no gana, las oportunidades probablemente serán patrimonio de los mismos de siempre. Y si no votamos y la abstención es mayoritaria, nos habremos demostrado a nosotros mismos que aceptamos la derrota de los principios democráticos y de participación, y será el peor diagnóstico del estado de la profesión: el fatalismo.